Si hay un condimento sencillo y que realza de una manera deliciosa cualquier plato, ése es la cebolla crujiente.
La cebolla crujiente es un topping ideal para resaltar preparaciones de lo más variadas, desde hamburguesas (como las hamburguesas de tofu, calabacín y pimiento) hasta cremas (como la crema de calabacín, patata, zanahoria y puerro), e incluso para aderezar ensaladas y cualquier plato de verduras, ya estén éstas hechas a la plancha, a la parrilla o al horno. Y es que con su textura crocante y ese punto salado y dulce a la vez, le da un toque extraordinario a los alimentos.
Algunas de las ventajas de hacer nosotros mismos en casa esta riquísima guarnición es que de esta manera podemos disponer de ella en cualquier momento, ya que es muy, muy fácil y rápida de preparar, y, además, podemos prepararla con aceites saludables, con harinas integrales y con el punto justo de sal.
Grado de dificultad | Tiempo de preparación | Raciones |
Muy fácil | 10 m. | Para 50 gramos |
- 1 cebolla
- 2 cucharadas de harina integral de trigo
- 1/4 cucharadita de sal
- 200 ml. de aceite de oliva virgen extra (para freír)
Preparación
- Pelamos la cebolla, la cortamos por la mitad y la cortamos en juliana. A continuación la pasamos a un recipiente hermético (tupper), añadimos la harina y la sal, cerramos el recipiente y agitamos para que la harina se adhiera bien a toda la cebolla.
- En una sartén amplia, ponemos a calentar a fuego medio suficiente aceite para freír (que cubra la cebolla) y, cuando esté bien caliente (sin que llegue a humear), echamos la cebolla enharinada por tandas y freímos, sin dejar de remover, hasta que la cebolla quede dorada, vigilando que no se queme. Una vez esté la cebolla dorada, la ponemos en un escurridor para eliminar el exceso de aceite y, cuando haya soltado todo el aceite posible, la pasamos a un plato amplio cubierto con papel absorbente para que termine de soltar el aceite que aún pueda contener, asegurándonos de que los trozos de cebolla no quedan demasiado juntos para que se sequen bien.
- Dejamos enfriar y, cuando la cebolla se haya secado y esté bien crujiente, la utilizamos en los platos que queramos o guardamos en la nevera, dentro de un bote bien cerrado herméticamente.
Notas
- Si lo preferís, podéis cortar la cebolla al modo brunoise (en dados pequeños). Dependiendo del plato en el que vayáis a emplearla, os puede resultar más idóneo un tipo de corte u otro.
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