La lasaña es un plato que acepta infinidad de posibilidades en cuanto al relleno y a los tipos de placas, lo cual da lugar a creaciones tan diferentes respecto a la tradicional como esta lasaña de berenjena, pimiento y quinoa; una versión ligera y libre de procesados, donde incluso los ingredientes empleados para la cobertura son naturales.

El parmesano vegano es perfecto para realzar el sabor de salsas, pizzas, pasta, lasañas y ensaladas. Espolvoreado sobre los platos, aporta una dosis extra de intensidad gracias al inconfundible sabor de la levadura nutricional (similar al queso) en combinación con el suave sabor y textura de los anacardos.

La sobrasada vegana es una adaptación que supone una ventaja en todos los sentidos, ya que de la misma manera que eliminamos todo lo perjudicial de la sobrasada convencional (el 87% de la cual es grasa) sustituyéndolo por nuevos ingredientes llenos de propiedades beneficiosas para nuestra salud, también mantenemos la esencia al conservar lo principal, que es el sabor.

El alioli es una salsa de lo más versátil, por lo que podemos utilizar infinidad de ingredientes para elaborarlo y dar lugar a innovadoras y deliciosas creaciones, como este alioli de zanahoria.

En el mundo de las mousses, existe gran variedad de versiones: hechas con base de aguacate, de plátano… Sin embargo, esta con base de tofu, es una de las que mejor resultado dan en cuanto a los 3 pilares básicos de un plato: textura, sabor y apariencia.

Hay días en los que apetece hacer platos muy sencillos pero que tengan un punto de sabor. Para conseguir ese resultado podemos optar por un sofrito, por la utilización de especias o, como en este caso, por una suave combinación de ambos mundos. Concretamente, hemos hecho un sofrito con pimiento verde, cebolla y ajo, al que le hemos añadido un poco de pimienta negra, orégano y sal rosa del Himalaya.

Un simple salteado de verduras y tofu puede resultar de lo más delicioso si se adereza con la salsa adecuada. En este caso, como lo hemos acompañado de salsa agridulce, el resultado es intenso, exótico y con un toque asiático muy sutil que lo hace realmente adictivo.

Etimológicamente, la palabra quesadilla hace referencia a platos que tienen como base el queso, pero hoy en día no es necesario que éste sea de procedencia animal, ya que existen mil alternativas vegetales que no son tan dañinas para la salud y que nos permiten disfrutar de platos tan deliciosos como estas quesadillas de champiñones y cebolla en una versión que se adapta a las nuevas necesidades, tanto nuestras como del planeta, además de ser respetuosa con los animales.

La cocina mexicana tiene una gran capacidad para conquistar paladares, y eso es, en parte, gracias a los ingredientes tan vibrantes que emplea y a la manera tan acertada de combinarlos. Esto hace que siempre quede una sensación de querer más (incluso cuando ya es físicamente imposible seguir comiendo) y que sus sabores queden grabados en el recuerdo.

Éste es uno de esos platos que, a medida que vas comiendo, más matices vas encontrando; aunque sin lugar a dudas, la clave está en el contraste que aporta la salsa de yogur.